lunes, 24 de enero de 2011

Marbella, Álbum de esperas y naranjos

Hacía gris en tierra de cal, de mar y de sol, de sal. Amaneció tarde, era temprano. Me puse en la terraza, cabe el mar, a leer Álbum de esperas y otros poemas, y el vocerío de olas y de espumas no me dejaba, subía un perfume a yerbabuena embriagador. Levantaba la falda a los poemas y me maravillaba, pero la música salobre y undosa me distraía. Miraba al frente, a lo lejos, y veia la inmensa mancha ceniza de Gibraltar: "actuando esperas,/resistimos"
Acabo de recibir Álbum de esperas y otros poemas, Jorge Prieto, Ediciones El Mono Armado, 2010, Buenos Aires. Via gentil Requeni, maestro de paladar exquisito, para el cocido y la poesía. Identifica la poesía con una habilidad pasmosa alli donde se cobije, sea cual fuere su disfraz. Ya se esconda en Denevi, ya en Galdós, en un jazmín o en la basura. Recibí el libro en Madrid, me lo llevé a Marbella.
En el ambiente plomizo, destaca el verdor esmeralda salvaje de los naranjos, cuajados de frutas rojizas y bravías. Un poco de aire despeinaba las palmeras. En el Museo del grabado, me puse de nuevo a leer. Era otra cosa, alli el silencio permitía oír el poema. "Esperando/ en una sola dirección". Hay algo horaciano en estos versos de bronce y miel, de noble niebla y de topacios.
Perdido y excitado entre los muslos de la vida, Prieto mece su lengua en el deseo y convierte la espera en esperanza. Un viejo libro de Lain Entralgo, hurgaba en esos ostugos. "ya no sabemos qué hacer con las esperas", ni con el silencio, ni con la libertad, ni con la decencia. Como indicaba Zelarayán, hemos de restaurar las palabras y devolverlo su resplandor al misterio.
Poesia con visos de intensidad, Prieto. ¿De dónde sale este hombre, cuya voz no puede con
la sinfonía del mar en éxtasis, pero nos convulsiona? Segismundea, canta, cuenta, acaricia y nos deja una sensación de brasa entre los dedos. En uno de los acápites del libro, escribe este verso de Mario Trejo:"El mejor modo de esperar es ir al encuentro". ¡Vayamos al encuentro de este álbum que atesora tantas imágenes, en las que nos recocemos sin ser nosotros: "...Ávidos de un rincón intacto/donde enjuagar la memoria,/ esperando..."
Hechicero Prieto, no sabe lo que dura el tiempo, le cuesta ordenar tantas tormentas, pero confía en su locura. ¡Qué grande!. A tanta distasncia, en otro mar, entre naranjos en medio de la ceniza, pienso y siento esta poesía exultante de soledad, de megueces, que orza a barlovento.

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